miércoles, 8 de diciembre de 2010

SUEÑOS DE FUGA




“Es medianoche… estoy famélica, no he comido ni una migajita de pan, tengo frío, mi trasero está adolorido de tanto rebotar en el caballo y estamos en medio del bosque oscuro y tenebroso… pero estoy FELIZ!!!!

Mi amado acudió a mi rescate y luego de una, digamos, muy adolorida huida, estamos juntitos, él, yo y Cuchulito… no es fantástico??

¿Qué? ¿No les conté como llegamos aquí?... Bueno, cómo son!! No dejan que me regodee viendo a mi amado pasar las de Caín para encender la hoguera, al parecer no fue un niño explorador en sus años mozos… me imagino lo que diría la guerrera de las habilidades campísticas de mi Príncipe…

Aún no se cómo Adalberto “El infame Enano Maldito”, descubrió mis planes de fuga, pero no quepa la menor duda, ¡el momento de mi venganza llegará!!!!! Total, todo buen culebrón romántico que se respete, tiene a un vil villano que le hace la vida a cuadritos a la delicada y candorosa doncella… o sea a míiiii.

En el capítulo anterior, me encontraba a mitad de mi descenso de la torre. Estaba segura que Cuchulito y yo lograríamos escapar, pero de pronto nuestra precaria soga (hecha del más fino algodón egipcio, así que precaria pero no barata… ante todo el estilo nenas!!), como decía… de pronto nuestra precaria soga se desprendió de su asidero y caímos al vacío. Como por mis venas no corre ni una mísera gota de sangre felina y tampoco soy pariente de Gatúbela, estaba segura que luego de estrellarme contra el pedregoso y cada vez más cercano suelo, tendrían que recoger mis huesitos fracturados y armarlos como rompecabezas 3D para poder hacer una identificación al mejor estilo de CSI (en lo personal me gusta más Las Vegas que Miami).

Mi sorpresa y alegría no fueron pocas al ver que habíamos sobrevivido a la aparatosa caída y que no yacía sobre el duro suelo, sino sobre mi adorado y en ese momento desmayado Príncipe.

Al parecer, mi amado salvador de algún modo logró enterarse de mis planes de huida, y fue a mi encuentro. Al percatarse del peligro que corría se precipitó velozmente y con los brazos extendidos para detener mi caída. La verdad sea dicha, no fueron precisamente sus brazos los que amortiguaron mi caída, pero no negarán que suena más romántico y emocionante que decir que le caí encima cual fardo de arroz de 50 kilos (kilitos más, kilitos menos, ¿quién los cuenta?), eso sin contar el morral con Cuchulito y la bacinilla de hierro que el enano maldito nos arrojó (Juro que me las pagas lagartija endemoniada!!!!).

El porrazo lo dejó fuera de combate y yo preocupada por su bienestar comencé a tocarlo ávidamente por todos lados… (¡No sean mal pensadas!! Que no estaba aprovechándome, sólo quería asegurarme que no había sufrido algún otro daño aparte de los 3 chichones que comenzaban a notarse en su bella cabecita).

Luego de mi concienzudo y extenso reconocimiento físico, pude comprobar que ese cuerpo de un metro ochenta y ocho centímetros de músculos firmes y bien desarrollados no había sufrido otras heridas y contusiones aparte de las que ya adornaban sus principescas sienes (¡Ay, Barbara Cartland! Qué difícil es seguir tus amados pasos…especialmente luego de leer a Tielle St.Clare… Smantha Kane… Carol Lynne…)


De pronto, de su adorable y muy apetitosa boca se escuchó un entrecortado murmullo, no sé si su falta de aliento se debía al impacto de mi caída o a que mi cuerpo de Sílfide (ya les advertí que como autora me tomaría algunas licencias literarias) estaba presionando ciertas partes (¡muy interesantes!) de su derrumbada anatomía.

Un débil “No te preocupes, mi bella, ya sé como salir de ésta” surgió de esos labios que una vez se adueñaron de los míos. Haciendo a un lado las luju… digo, las románticas evocaciones, esas palabras hubieran resultado tranquilizadoras de no haber sido dichas entre resuellos y débiles gestos. Al parecer el trauma encéfalo craneano sufrido a raíz de haberle caído encima, mantendría aturdido por un tiempito más a mi adorado tormento.

Obviamente, ver a mi amado en ese estado de total aturdimiento hizo que me preocupara sobremanera, pero también el contemplarlo indefenso, aturdido y totalmente a mi merced… ¡Alto! Se supone que soy pura… hum… casta… humm… y virginal… ¿ya les hablé de las licencias autorales, no?


Regresando a la cruda realidad de nuestra precaria situación, lo cierto era que mi “silenciosa” caída había despertado a medio castillo y ya se escuchaban los gritos desaforados de los guardias. Así que ahí estaba yo, con mi amado salvador a mis pies y fuera de combate, era imposible que lo cargara en mis hombros y huyera hasta perderme en el horizonte. Si fuera como la guerrera, la reencarnación de Hipólita la Reina de las Amazonas, lo haría con una sola mano y con la otra acabaría con medio regimiento espartano, pero cuando una es un modelo compacto y de bolsillo como su servidora (¿les dije que con las justas llego al metro y medio de altura?), el llevar el morral con Chuchulito dentro, es ya toda una hazaña.

Cuando pensaba que todo estaba perdido y que pronto seríamos apresados, mi héroe despertó de su letargo y tomando mi mano echó a correr hacia los árboles en donde esperaba su caballo. Partimos a galope tendido, alejándonos lo más posible del castillo y de los guardias que no tardarían en salir en mi búsqueda.

Galopamos silenciosos durante lo que parecieron horas. Para agregar un toque romántico a nuestra huida a la luz de la luna, podría decir que nuestro prolongado silencio se debía a mi natural timidez por encontrarme en brazos de quien me robó el corazón; pero para ser totalmente sincera, cuando intenté decir algo casi muero atragantado por un bicho kamikaze, así que, siguiendo los consejos de mi querida abuelita, mantuve mi boca bien cerradita.

Además, el Príncipe tampoco dijo esta boca es mía. Esta bien, OK, debo concederle que si fuera yo quien tuviera que sujetar a una doncella que da botes cual balón playero, esquivar (inútilmente) los mordiscos de un hambriento cachorro que al parecer confundía su principesca orejita con una galleta “Dog Chow”, todo mientras intenta evitar que el caballo se estrelle contra un árbol, tampoco tendría muchas ganas de recitar poemas y madrigales a mi amada.

Hacía ya mucho que no sentía mis reales posaderas cuando el caballo se detuvo en un pequeño claro en el bosque oscuro y tenebroso…
“Será menester descansar antes de proseguir nuestro camino…”

Escuché decir a mi Príncipe mientras me ayudaba a bajar del caballo. Debo decir que sentir sus manos rodeando mi cintura hizo que mi corazón latiera como una locomotora descarrilada… upss perdón, siglo equivocado, mejor lo dejamos en “carreta desbocada”… humm, sip, eso está más acorde con estos tiempos dizque medievales.

Mi cuerpo temblaba por la cercanía de su cuerpo y sobre todo por el calor de su mirada. Cuando estaba segura de que pronto bebería las mieles de sus labios, una ronca y amenazante voz gritó:

“¡Alto mozalbete! Será mejor que me entreguéis la bolsa, el caballo y la moza… humm tal vez no en ese orden pero seguro que disfrutaremos de las tres!
Un coro de ruidosas y más que vulgares risotadas se escucharon. Estábamos rodeados por una banda de malhechores armados hasta los dientes.

¡¿Es posible tener tan mala suerte?!!!!

Y a mí que ya se me terminó la lista de santitos a quienes encomendarme…

martes, 30 de noviembre de 2010

UNETE A ESTA CAMPAÑA!!!

Hola a todos!


Se que aun está pendiente la actualización ofrecida, pero no podía dejar pasar esto. Se trata de una campaña cibernética de lucha contra el SIDA.


Este es un tema que me toca muy profundamente, porque hace algunos años perdí a una persona que quiero mucho, por ese terrible mal. Digo quiero porque pese a que físicamente ya no está en esta tierra, mientras recuerde todos los momentos vividos con él, permanecerá vivo en mi corazón y en el de todos aquellos que tuvieron la fortuna de ser tocados por un ser tan luminoso como Pepe, mi primo adorado.


Por favor, cada vez que tengan oportunidad hablen sobre la necesidad de tener sexo seguro a sus hijos, hermanos, amigos, en fin a todo el que quiera oir. El uso del condón salva vidas!!!

lunes, 15 de noviembre de 2010

LARGA AUSENCIA

Hola a tod@s.

Ha pasado un buen tiempo desde la última actualización.

También han ocurrido varias cosas en mi vida. Mudanzas, retornos, enfermedad, curación a medias, recaídas, vueltas y contra marcas...y sumándose a todo esto, mi computadora decidió decir hasta aquí, no doy mas... y se plantó y no hay poder sobre el mundo que haga que vuelva a funcionar... bueno la verdad que ni tiempo he tenido para llevarla al técnico. Espero hacerlo en estos días, si los Hados son favorables...


Quiero agradecer, en nombre de mi Príncipe y mio propio, los cariñosos mensajes que dejan y que nos permiten ver el interés y el gusto por las locuras que escribimos.

Como saben, esto comenzó como una travesura en un grupo de lectura, hace ya casi dos años. Esa travesura se convirtió en una historia escrita a varias manos que pronto se redujeron a cuatro.  Está fuera de toda consideración, decir que el tiempo que dedicamos a escribirla y a darle forma ha sido y es de los mejores que pasamos el Príncipe y yo.

Así que no se preocupen que pronto, espero que muy pronto, tendremos más capítulos que añadir a la historia... la verdad es que me estoy rompiendo la cabeza y mis neuronas están al borde de un ataque por saber como se salvará la Princesa del embrollo en que cayó...bueno al menos cayó en blandito y mucho daño no sufrió, claro que si le preguntan al Príncipe, estoy segura que la respuesta será otra, teniendo en cuenta que Cuchulito no es precisamente santito de su devoción... ya les contaré el episodio de El Príncipe, el perro y el ropero...

Upss... veo que el Príncipe no tiene muchas ganas de compartir el dichoso incidente jejeje y antes que decida que su servidora necesita un "incentivo" para mantener esta linda boquita cerradita...(no es que me queje...la verdad es que estamos buscando algún pretexto para usar algunos juguetitos que fueron comprados en cierta tiendita de Madagascar...), es mejor decir "aquí corrió que aquí quedó", así que nos vemos prontito.

Besos, Loaxana



domingo, 4 de julio de 2010

Entre vuvuzelas mundialistas… Otra Distinción muy Distinguida

 

Hace casi un mes mi amado Príncipe andaba muy ocupadito martillando y taladrando en la mazmorra.  Siempre diciendo: "Ya verás Princesa, con el sistema de vídeo que estoy instalando podrás ver todos las películas que te gustan mejor que en el cine"

Mi primer pensamiento fue "Ahh, mi amorcito siempre tan considerado y amoroso".  Pero antes de caer derretida a sus pies como una bolita de helado en pleno verano, vi la publicidad del televisor plasma Digital High Definition que mi amorcito estaba conectando: "Las 72" de su tv le permitirán vivir los partidos del mundial como si estuviera en la cancha..."

Debo confesar que por un instante quise agarrar el cable y enrollarlo en el real cogote de mi amado, pero como también me gusta el fútbol, ese sanguinario pensamiento se fue volando por la puerta de nuestro refugio.

mundialito Mi amorcito decía que sólo vería los partidos más interesantes y que no caería presa de la fiebre futbolera... si...claro... La camiseta celeste, la pintura en la cara, la ensordecedora vuvuzela, los gritos de "Goooool" y de "Hijo de ....." cuando el arbitro no cobraba algo en favor de los charrúas, no significan nada.

En fin, los últimos resultados obtenidos por la celeste justifican que el Príncipe no pueda dedicarme serenatas o recitar madrigales, anda bastante afónico y casi sin voz de tanto gritar y celebrar por el pase a cuartos de final del equipo charrúa.

Por lo que, esta vez, la responsabilidad de agradecer la distinción recibida, cayó en estas manitos.

Así que...

"Querida Lady Citu (http://enamoradadelasletras.blogspot.com), muchas gracias por las distinciones otorgadas, no creemos merecerlas, pero tenga la seguridad que continuaremos con nuestras locuras, nos divertimos mucho y más que nada nos alegra que otros las disfruten y se diviertan con ellas."

Cumpliendo con vuestras instrucciones, hemos enviado emisarios los siguientes reinos que pensamos son justos merecedores de estas distinciones:

Novelas Románticas Históricas

El Rincón del Romanticismo

Libros del Momento

Mi Biblioteca Secreta

Divagando entre Libros

Mig Romantic

Quienes deberán premiar a otros seis blogs que, en su opinión, deban recibir estos premios.

Ahora debo ir a preparar un remedio muy especial para que mi amado recupere la voz  pese a que martes la volverá a perder por los gritos a favor de la celeste.

vamos celeste

sábado, 3 de julio de 2010

EL AMOR Y LA GRAVEDAD

Dos fuerzas cuya existencia no es conveniente poner a prueba.

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Está fría la noche. Fría, oscura y húmeda como el hocico de Hans Christian, mi perro, quien tiene la desagradable e inveterada costumbre de hundirlo en mi cuello para despertarme. Cuando lo logra, salta a la cama y se echa con inocente felicidad sobre mi estómago. Hans está convencido de que es un perrito faldero, y se comporta como tal. Lástima que sea un saludable y perfectamente desarrollado gran danés.

Hace bastante rato que estoy aquí, aguardando oculto entre los árboles del parque, con los pies congelados en la hierba escarchada, los ojos puestos en el solitario torreón norte, y el corazón a los saltos entre la esperanza y el desasosiego.

rapunzel11Apenas fue ayer cuando Ella asomó su belleza a la ventana más alta. Entonces conocí la eternidad que habita cada segundo, la promesa que titila en el aire que separa a dos amantes, y también conocí lo incómoda y poco discreta que es esta nueva moda masculina de usar calzones ceñidos y claritos.

Hace pocas horas estaba cómodo y gozando del chisporroteo de la chimenea del Loro Feliz, con  una jarra de ponche caliente en la mano y escuchando distraído y algo adormilado las conversaciones, chistes y risotadas que estallaban a mi alrededor, mientras mis pensamientos revoloteaban en torno a mi Princesa, afligida y encerrada en su Torre. Lo que me daba cierto consuelo era suponer que ya estaría muy recuperada de su catarro, luego de la generosa ración de elixir curativo que preparé para ella. Debo recordar hacer algún presente a Lady Yadi y Lady Yura, que tan amablemente se ofrecieron a sortear peligros y guardianes para hacer llegar a mi amada el mágico brebaje. Sobre todo a Lady Yadi, que insistió mucho en ocuparse personalmente del humeante cáliz. 

-... antes que ir al Convento... esta noche... peligroso para la Princesa...

Inmediatamente mi cerebro y mis orejas se pusieron alertas. ¿Habían dicho "Princesa" y "peligro" en una misma oración? (Mi fisiología tiene una mecánica parecida a la del relámpago y el trueno: las neuronas arrancan un poquito después del estímulo... cuando arrancan).

-La moza es joven y saludable, ágil y de carnes prietas -dijo una voz a mis espaldas con un inconfundible dejo de concupiscencia. Si no fuera porque quería enterarme de lo que se cocinaba, ya habría hecho conocer el acero de mi espada al infeliz que se atrevía a referirse a mi inocente amada en esos términos. El único que puede pensar en ella con desenfrenada lujuria soy yo.- Nada le pasará, aterrizará sana y salva.

-Puede ser que consiga huir del castillo como pretende, pero bien sabemos que existen peligros en bosque peligroso los bosques. Hay animales salvajes. Hay forajidos sin ley ni moral. No sería la primera ni la última jovencita que desaparece por los caminos de nuestro Señor, y luego reaparece desgraciada y corrompida en el Templo de Afrodita. Justamente dicen que llegó una partida nueva de...

¡Horror! Mi perla, mi flor, mi templo de pureza ¿en riesgo de resultar herida, secuestrada... mancillada? ¿Por otro que no sea yo? ¡Jamás! Si alguien morderá esa boca, buceará en ese cuello de secretos perfumados, contará con besos las pecas de su nuca, apresará con dulce violencia sus pechos y se anclará en sus nalgas con manos que tiemblan de deseo y ternura, ése sólo puede ser este caballero enamorado hasta perder la armadura y la razón.

Así que me dirigí hacia el castillo de la condesa viuda, deseando llegar a tiempo de salvar a mi princesa de un destino que no será "peor que la muerte" como murmuran las beatas agrias a la salida de Misa Mayor, pero sin duda no es el futuro de vino y rosas que deseo para ella y para mí. Vino, rosas y sábanas de seda, para ser más preciso. Y quizás un corsé de cuero negro... de vez en cuando, si no fuera mucho pedir.

Quiso mi mala fortuna que se me unieran por el camino Sir Giles y Sir Mordred, que volvían entre alegres cánticos a sus aposentos. Se supone que debían pasar la noche en sobria vigilia rondando las almenas, a cargo como están de la seguridad del castillo y sus habitantes, pero son muchachos jóvenes, les gusta la tecnología moderna, y, como ellos dicen, en la taberna El Loro Feliz están a un vuelo de paloma mensajera de enterarse de cualquier imprevisto que suceda. Y pensar que hasta hace poco dependíamos de un correo a caballo... son tiempos de avances vertiginosos en lo que tiene que ver con las comunicaciones. Aun así, me dan un poco de lástima los caballeros de la otra generación, a quienes cuesta mucho adaptarse a manejar el pájaro sin ayuda de alguien más joven. Siempre lo he dicho, ante todo hay que ser prácticos y aprovechar los recursos disponibles: cabalgando hacia Tierra Santa y envuelto en el sudario de la añoranza, un caballero piensa en su amada, echa mano a la paloma y... ahhh... le envía un apasionado mensaje a su lejano amor.

 

Llegados a las cercanías del castillo, no había encontrado todavía una excusa para librarme de mis inoportunos acompañantes cuando atisbé el movimiento de una temblorosa luz a través de los vidrios coloreados de las ventanas del vestíbulo del piano nobile. Ni corto ni perezoso llamé la atención de mis compañeros sobre el inusual suceso, y ellos reaccionaron como se espera de muchachos de gran valor pero escasa experiencia: se cagaron en los pantalones.

andres1 -¡Ahhh! ...Es un... es un... ¡es un fantasma! ¡Un ánima del purgatorio!- tartamudeó Sir Giles.

- ¡No la vayas a mirar que te vuelves de piedra! Y...y...y si te toca quedas frito!- lloriqueó su acuerdo Sir Mordred.

Ambos volvieron la grupa, al grito de "¡A la iglesia, a la iglesia, pido Santuario para mí y para todos mis compañeros!"

En fin. Se iban, que era lo importante para mis fines, pero un resquicio de sentido de la responsabilidad me hizo detenerlos:

-¡Qué va a ser un fantasma, pardiez! Es doncella, y ligerita de ropas. Id a investigar qué está haciendo una joven mujer deambulando a estas horas por los corredores. Bien puede estar desorientada y necesitar de vuestra ayuda para regresar a sus aposentos.

Los caballeros parecieron notablemente animados, y partieron raudos a cumplir con sus deberes de protección del castillo. Por un momento sentí pena por quien fuera que recorría los pasillos en la madrugada, pero en un hombre enamorado queda poco sitio para la solidaridad, ocupado como está en cuerpo y alma por la ilusión, la lujuria, la esperanza, la ternura y el deseo de su amada.

Hablando de Ella, me parece haber escuchado el casi imperceptible crujido de una ventana que se   abre. Rápidamente me aproximo y percibo claramente el sonido de algo que se descuelga y   myWickedEarl02cae rozando las venerables piedras del torreón. No es una gruesa soga de esparto, ni tampoco cadena metálica. La oscuridad es impenetrable, pero mi entrenado oído distingue fácilmente el delicado e inconfundible fru fru del algodón egipcio de 400 hilos. ¡Entonces es verdad lo que escuché en la taberna! Mi valiente princesa intenta la fuga, y arriesga la vida y la integridad de ese cuerpo modelado a imagen de la virgen -suponiendo que la virgen tuviera caderas dulcemente redondeadas, pechos erguidos y llenos, cintura hecha para caber entre mis manos, ardiente pasión corriendo por sus venas, boca comestible y nalgas de promesa y purgatorio- para volar a mi encuentro.

Y vuela. O bien el algodón egipcio es menos resistente de lo que pregonan los astutos mercaderes orientales, o alguien se encargó con malvada alevosía de debilitar algunos tramos del artesanal instrumento de fuga. El resultado es que escucho y entreveo un revuelo de brazos, piernas, faldas, grititos y.... ¿eso que oí fueron ladridos? que se aproxima desde las alturas a una velocidad que se incrementa a cada metro y a cada segundo. Al cuadrado.

Me gustaría escribir que presto y ágil la atrapé en mis brazos con una maniobra elegante, y luego 6234c6bb91_6158255 montando en el caballo desaparecimos rumbo al horizonte para vivir nuestra historia de amor a salvo de accidentes, conventos y castigos, pero sería apartarme un poquito de la realidad. La verdad es que, aun siendo esbelta de miembros y de graciosa silueta proporcionada, mi Princesa está adornada por todas las curvas y volúmenes que hacen la felicidad de un caballero y posiblemente también su perdición. Ese bello cuerpo que anhelo venerar con el mío, tiene cierto peso (número prohibido del que los caballeros discretos no hablan, y mucho menos los caballeros que aspiran a no caer de la gracia de su amada), pero sobre todo en estos momentos de crítica gravedad, tiene masa.

Aquí estamos, pues, hechos un poco elegante amasijo de brazos, piernas, jadeos, ladridos, trapos y entrecortadas explicaciones. Mis manos se hunden en cálida y fragante carne tibia, y al mismo tiempo percibo una rodilla en peligrosa posición adelantada(*) que me impide concentrarme en disfrutar del inesperado regalo. Empiezan a aparecer luces en las ventanas del castillo, y hay ruido de puertas abriéndose y pasos que se aproximan presurosos. Muy arriba, desde una ventana que se pierde indistinguible en la oscuridad, suena una risa vengativa y maliciosa y, no sé por qué, alguien nos arroja una bacinilla metálica. Afortunadamente, (a) estaba vacía; y (b) no nos dio en la cabeza, gracias a la oscuridad reinante y sobre todo a la escasa puntería de nuestra oculta némesis.

Consideré rápidamente la situación y las posibles alternativas, y me dije: Creo que ahora sí estás bien jodido, Andrés. Por supuesto, en voz alta exclamé: "¡No te preocupes, mi bella, ya sé cómo salir de ésta!"

(*) Vocablo que usamos en las justas caballerescas (normalmente precedido de "juezchorro"), y que llevado a este contexto viene a significar que mejor te quedas quietita Princesa, o dejarás en orsai a tu paladín por un considerable tiempo.

RomeoJulietbyAnnieLeibovitz7

sábado, 26 de junio de 2010

El Gran Escape…


…o ¿Cómo no romperse la crisma bajando de una torre?

escalando la torre
En la oscuridad de la noche, una menuda silueta desciende lentamente por la pared de la torre más alta del castillo…
—Shhhhh, Cuchulito no hagas ruido y permanece quietito que aun nos falta bajar 15 metros más. Y estamos justo al lado de la ventana de tía Rebeca.

Se preguntarán qué hago a medianoche, colgada de la pared de la torre y con Cuchulito a cuestas.  Sólo les puedo decir que un amor insatisfecho y la amenaza de enviarte al remoto Convento de Santa Frígida del Silencio Perpetuo son incentivos más que suficientes para despertar la imaginación de una doncella, de por sí muy imaginativa…demasiado dirían algunos.

Luego que el infame pasquín de doña Zoila llegara a manos de tía Rebeca y que en el castillo estallara la de San Quintín, mi querida pariente, haciendo caso a la sugerencia de sor Ángeles, le encargó hacer  los arreglos para mi pronto traslado a la lejana abadía.  Antes que mi reputación fuera enlodada aún más. caida_escalera

Mientras los preparativos eran ultimados, fui encerrada –nuevamente- en mis habitaciones.  Adalberto, el Enano Maldito, era el encargado de llevarme los alimentos tres veces por día. Cada vez que venía no perdía la oportunidad de dedicarme miraditas socarronas y despectivas.  Por eso no sentí pena alguna cuando al segundo día de mi cautiverio se dio tal batacazo que cayó rodando por las escaleras hasta el primer piso… ¿habrá tenido algo que ver que le diera con la bacinilla de hierro en la cabezota?… naaaaa ese buchón tiene la sesera dura como una roca.

El hecho es que para hacer más trágico mi solitario confinamiento…

«Guau Guau grrr…»

… uy!! perdón Cuchulito, no quise ignorarte, es que eres tan chiquito… «grrrrrr…» -Está bien, está bien, deja de pelarme los dientes, no volveré a mencionar tu tamaño.  Hummm hoy si que estamos muy sensibles no??

En fin, como iba diciendo, al parecer NUESTRO solitario confinamiento se ponía cada vez peor.  Resulta que un virus virulento de catarro catarroso, decidió que no había mejor idea que anidar en este pechito, así que durante días me la pasé en cama, entre toses, estornudos y calenturas (por la fiebre alta!!! no sean mal pensados que ésta su servidora es aún doncella inocente). Así que mi imagen de delicada belleza se fue al tacho junto con los cientos de pañuelitos usados para detener RomeoJulietbyAnnieLeibovitz6el constante flujo de mi nariz, que para estas alturas estaba enorme y colorada… Gracias a Dios que mi príncipe no andaba cerca!!

Al tercer día de mi espantoso estado catarral, Lady Yadi la de la hermosa sonrisa y Lady Yura la de radiante cabellera, llegaron a mis habitaciones llevando consigo una copa con el más delicioso de los elixires.  Mi amado, enterado de mi lamentable situación, se las había ingeniado para contactar con tan valientes damas quienes pese al terrible riesgo que corrían al hacerlo, se habían ofrecido a traerme la pócima preparada por las manitos de mi Príncipe adorado.  Al ver la copa, pensé que había poción más que suficiente para beberla durante tres días, pero grande fue mi sorpresa cuando al acercarla me di cuenta que el contenido con las justas alcanzaba para llenar una cucharita de té…Lady Yadi debió intuir mi confusión porque se apresuró a decir que había tropezado en el escalón 52 de las escaleras…bueeeeno no importa, total un mal paso lo da cualquiera!

No se si habrá sido por los extraordinarios poderes curativos de la deliciosa copa…digo cucharita de pócima, o el hecho de saber que fue aquel que me quita el sueño quien había preparado personalmente el milagroso elixir, que al día siguiente amanecí mucho mejor y con renovadas esperanzas.

Pero qué poco me duraría la alegría.

Sor Ángeles vino  hoy muy temprano para decirme que tenía todo listo para partir mañana rumbo al  remoto convento.  Comprenderán que mi ánimo se tornó alicaído y triste, todo lo veía oscuro y gris, upss perdón, las cortinas estaban cerradas… Como decía, mi futuro no se veía muy promisorio que digamos.  Estaba a punto de tirar la toalla, pensando que no699x437-TW-ArmorTudor1g-sm-16 volvería a ver a mi amado Príncipe, cuando de pronto Cuchulito levantó las orejitas llamando mi atención –lo siento Lady Rossy el cachorro será muy suyo, pero no hay mejor compañero para princesas encerradas y abandonadas a su suerte-. Me asomé a la ventana y lo que vieron estos ojitos que Dios me dio, hizo que llevara mis manos al pecho para tratar de calmar los salvajes latidos de mi corazón.

Era él, síiiii ÉL!!!

Cuando nuestras miradas se encontraron, la distancia dejó de existir y nuestros corazones intercambiaron tiernas promesas de amor eterno.  No sé cuanto tiempo permanecimos así, quietos tan solo mirándonos, pudo ser una eternidad o tan sólo unos pocos instantes, pero no importó. Una vez más éramos él y yo. Nadie más. Sólo los dos.

De pronto el sonido de un carruaje acercándose al castillo rompió el encanto y con una última mirada, él volvió a su caballo y se alejó perdiéndose entre la espesura del bosque.

Eso era justo lo que necesitaba para recuperar el espíritu y los bríos que mis risos pelirrojos proclaman a los cuatro vientos.  Así que ni corta ni perezosa agarré las sábanas de mi cama y las empecé a cortar en tiras larguitas, luego mientras iba elucubrando el plan sobre la marcha, las iba uniendo de tal forma que al poco tiempo tenía una cuerda mas o menos decentona con la cual confiaba podía descolgarme desde mi ventana. Y el escape tenía que ser esta noche, porque ya lo había dicho sor Ángeles, mañana partiríamos al rayar el alba.

Así que aquí me tienen… colgada a la mitad de una pared de 30 metros y con Cuchulito asomando la cabeza del morral.

—Ya voy amado mío, pronto estaremos juntos.

Bueno, San Idelfonso del Corazón Blandito, ya va siendo hora que me des una manito!! 

viernes, 18 de junio de 2010

Las Recetas de la Mazmorra

Hoy: In vino veritas...Poción de amor para princesas resfriadas.





Ha llegado a mis oídos que Aquella por la que no duermo, y si duermo no descanso, agitado por sueños de pasión y por el recuerdo de su cuerpo en mis brazos, de su perfume de primavera embrujada, de la calidez de sus pechos apretándose contra el mío, Aquella por la que paso insomne la noche, invadido por el deseo de ser envuelto por sus piernas, por habitar entre sus muslos.... ay, parece que me fui por sendas peligrosas... decía que se rumorea que mi angelical Princesa ha caído víctima de un resfrío.

Ahh, ni mis fuertes brazos, ni mi coraje, ni mi inquebrantable confianza en que algún día estaremos juntos, pueden hacer nada contra esa horda de enemigos pequeños y miserables, que han invadido su sangre -que era mía-, han enturbiado su mente -en la que anhelo vivir- y han hecho presa de su cuerpo -que anhelo desnu... ejem, eso ya lo dije en el primer párrafo, creo que ya todos sospechan lo que pretendo de ese cuerpo sublime-. También dicen por ahí que los malvados bichos la han dejado lacrimosa y de nariz hinchada, pero eso son detalles poco románticos que no vienen al caso ni empañan un ápice su belleza ideal.

En medio de la negra desesperación de saber que mi amada sufre lejos de mi consuelo, ha venido a iluminarme una idea salvadora. Prepararé para ella un brebaje infalible, un elixir de cálido misterio que si no la cura, al menos hará correr por su cuerpo el arrollador vino de mi pasión; entraré como fuego líquido por sus venas, así como ella ha incendiado mi corazón de inextinguible amor.

Naturalmente he conseguido varios cómplices para llevar a cabo esta hazaña de alquimia gastronómica, si no era fácil llegar a mi dama estando sana, ahora es virtualmente imposible siquiera rondar los cimientos de su torre almenada. Precisamente aquí llega Lady Gina de su incursión al más recóndito rincón de las bodegas del castillo, y veo que ha salido exitosa de la empresa, pues trae bajo el brazo un tonelillo del mejor vino de la condesa viuda, feroz dragón medieval que custodia a mi Princesa. Si en alguien puedo confiar para conseguir una bebida digna de mi amada es en lady Gina, de quien dicen que es capaz de distinguir un Cabernet Sauvignon de un Pinot Noir por el aroma de su sombra a través de un vitraux. También hay malas lenguas que dicen que tal experta sapiencia la ha logrado a fuerza de beber como un cosaco muerto de sed en todas y cada una de las tabernas de las islas, pero yo nunca he sido muy dado a creer las habladurías de las gentes desocupadas.

Bien, milady, si me hace usted el favor, vamos a verter más o menos un cuartillo de buen vino tinto en un cazo que pueda ir al fuego... no sea avara, Lady Gina, un chorrito más. Después se puede llevar el sobrante a sus aposentos, si quiere. Dije después, milady, vuelva aquí. Esta cantidad rendirá lo bastante para colmar dos buenos jarros de elixir, ración más que suficiente para levantar el ánimo alicaído (no sé por qué viene a mi mente una maceta con... ¿serán geranios? No, parece que es un malvón... la mente hace cosas extrañas) de mi Princesa.


Ahora endulzaremos la bebida con dos cucharadas soperas de azúcar, hay quien prefiere un sabor menos dulce pero algo me dice que a mi dama ya le sobran amarguras. Quiero crear para ella un deleite que llene su boca de miel, derrita su corazón y predisponga su cuerpo para la aventura de mezclarse con el mío.

He encontrado en la despensa valiosos tesoros venidos de lejanas tierras. Especias de aroma exótico y penetrante, y manzanas de oro del jardín de las Hespérides regalarán su perfume a esta bebida, elixir nacido desde lo más oscuro de mi pasión y no obstante redimido por el bautismo leve de la ilusión.


Echaremos algunos clavos de olor... ¿cuántos, exactamente?, se pregunta lady Julieta la Milagrosa, siempre en busca de precisión académica. Bien, milady, un número mayor a la Santísima Trinidad, y menor que el poderoso siete, impar como la candidez nívea del vientre de mi amada, amigo de Fibonacci, y primo para su mayor singularidad. Ahh, le parece difícil.... mi estimada lady, aquí estamos haciendo una poción de amor, no un guisito criollo a base de costales de papas y otras verduras. En estas cosas es importante el simbolismo, es lo que diferencia un talismán con poderes mágicos de un vino recalentado con fruta.

Sigamos. Cortaremos en rebanadas... usted mejor no use el cuchillo, lady Gina, en el brillo de sus ojos negros distingo que ha tomado a su cargo el control de calidad de la bebida y como reza claramente al costado del tonelito, no es recomendable usar maquinaria de asedio ni objetos cortantes en estos casos. En fin... estamos cortos de amigos, Andrés, no es momento para fijarnos en detalles nimios. Decía que cortaremos en rebanadas una linda naranja, con piel y todo, retiraremos las semillas que serían fuente de indeseable amargura, y la agregaremos al vino.

Ahora irá todo junto al fuego, donde dejaremos que se caliente y luego hierva con alegre borboteo durante dos o tres minutos. No mucho más, o el vino perderá su espíritu juguetón y la poción su comprobada eficiencia.

Ahora, lady Yadi, la de la hermosa sonrisa, y lady Yura, la de la radiante cabellera, se encargarán de verter el caliente brebaje en un tazón de delicada porcelana, y lo llevarán con sigilo y premura hasta la habitación más alta de la torre, allí donde yace recluida la resfriada princesa.

Ella sabrá leer en sus delicados vahos mi mejor esperanza, saboreará en cada sorbo caliente el ardor de mi desesperada pasión, y acunará entre sus manos la tibieza de la taza con la misma ternura conque sostiene el corazón enamorado que una vez le ofrecí.

miércoles, 16 de junio de 2010

RECORDAR ES VOLVER A VIVIR...

...Y TORTURAR, PERSEGUIR, COQUETEAR, CONQUISTAR...



Mientras la Princesa y Cuchulito siguen elaborando complicados planes de fuga, y el Príncipe evalúa cómo hacer llegar a su inalcanzable amada su incondicional pasión, podemos seguir revolviendo el baúl de los recuerdos. El menú incluye ópera, arroz con pollo, artilugios comprados en un sex shop, un imprevisto cambio de bando, una rendición incondicional y terrible violencia pasional. (Nena, si con esto no muerden el anzuelo, sólo nos queda desnudarnos por webcam).

lunes, 14 de junio de 2010

Teoría y práctica del marketing.

Aclaración y disculpa pública.

Es necesario que la verdad salga a la luz.

Aunque sea dura.
Aunque duela.
Aunque decepcione.
Aunque no hayamos podido vender la exclusiva a la gaceta "El chisme tiene la razón".

¡Cuchulito no es Cuchulito!

Sí, lo admito: la imagen del perrito enojado no es una fotografía del "verdadero" Cuchulito, querida mascota de Lady Rossy, quien en un rapto de generosidad -del que sin duda ahora se arrepiente amargamente- lo cedió para que tuviera un destacado papel en este blog.

No bien llegó a mi conocimiento el... disgusto, llamémosle disgusto, de Lady Rossy al percatarse del cambiazo, le ofrecí sentidas disculpas y explicaciones en forma privada y personal. Muy sentidas, teniendo en cuenta que me estaba dejando sordo y calvo, a base de gritos, lloros, pataleos y tirones de cabello. Es difícil lidiar con el temperamento sereno de Lady Rossy cuando no está sereno.

Luego pensé que quizás fuera útil repetir aquí la explicación, por si la dama, en su enajenac... en su estado femeninamente alterado, no hubiera entendido a cabalidad mis argumentos.

La cosa es así. ¿Ustedes creen que cuando hagan la película sobre la vida de la Madre Teresa van a elegir para caracterizarla a una ignota monja feíta y mugrienta de la India, por superiores que sean sus virtudes morales? Yo pienso que lo más probable es que contraten a Penélope Cruz, que sabe poner bellos ojitos de mártir, o incluso a Angelina Jolie y sus labios de rezar avemarías.

Ya ven, la sustitución de Cuchulito también fue un asunto de marketing y ventas. El bueno de Cuchulito jamás sabría poner esa carita de perrito mafioso, ni tiene un aspecto tan peludito tampoco. La belleza de Cuchulito es interior, se ve con los ojos del corazón. De preferencia, los ojos de un corazón que lo haya conocido desde cachorrito. Eso, en cuanto a razones meramente de imagen.



Por otra parte, y menos frívolamente, está el asunto de los riesgos. Lady Rossy debería saber que estamos protegiendo la intimidad virtual de Cuchulito -un can muy discreto, modesto y tímido- y manteniéndolo a salvo de graves peligros. ¿Cuáles pel..? Bueno, ehhh... a ver.... por ejemplo que llevados por febril entusiasmo los fanáticos de este blog creen en facebook un grupo de admiradores de Cuchulito, y que luego alguno de los tres millones de miembros, que no goce de perfecta estabilidad mental, decida secuestrarlo. Esas cosas pasan, señores, esas cosas pasan.

Bien. Esperamos que el asunto esté aclarado a satisfacción de las partes. Con permiso, tengo que ir a curarme estos arañazos, la septicemia en la Edad Media te deja frito.

Nota: ningún animal fue maltratado para producir este blog.

jueves, 10 de junio de 2010

De Castos Besos y Temperamentos Encendidos


 
Cuantas veces habré escuchado a la nana quejarse con tía Rebeca:

—¡Pelirroja… tenía que salir pelirroja!! Ay Su Señoría, escúcheme bien, como que me llamo Adalcerta Jardilinia De los Santos y Muelas Cortas, algún día el genio de esta niña despertará y ese día ¡Dios nos coja confesados!, ese día arderá el castillo!!!

Pues ese día llegó.

Y puedo asegurar que ahora que mi temperamento despertó no podrá ser encadenado nunca mas!!

… tal vez mi declaración de independencia sería más efectiva si alguien más que Cuchulito estuviera presente, pero es difícil conseguir una audiencia numerosa estando encerrada en la habitación más alta de la torre del castillo, además hay que tener en cuenta que la mayoría de las damas de la corte continúan sin hablarme desde el atentado culinario de Lady Sheila. Si serán rencorosas, deberían estar agradecidas de que sus lenguas están menos inflamadas y ahora pueden comer papillas y sopitas.

Se preguntarán qué pudo hacer esta dulce criatura para verse –otra vez- encerrada en sus aposentos. ¿Es que no vieron el pasquín de Doña Zoila Lengüis du Viperine? Ahh ¿así que todos los ejemplares se han agotado? Como es de morbosa la gente.

Bueno no importa, igual se los voy a contar, así que acomódense que la historia tiene para rato.

Resulta que el día de ayer, Lady Sheila accedió a acompañarme a comprar lanas de colores para terminar la bufanda que estaba tejiendo. Por supuesto que no dije que la prenda en cuestión era para mi amado príncipe, si lo hubiera hecho les aseguro que la guerrera era capaz de atarme con mis trenzas, llevarme a cuestas cual fardo mal envuelto y encerrarme en mi habitación para luego tirar la llave al foso.

Así que fuimos a las caballerizas por nuestras monturas. Para mi mala suerte, el mozo de cuadra Cloroaldo estaba enfermo y en su lugar estaba… Adalberto, el infame paje buchón. Debí intuir que algo tramaba el enano maldito porque me dirigió una mirada taimada y calculadora antes de decir, con aire inocente más falso que una moneda de 40 maravedíes:

—El clima es estupendo para ejercitar a los caballos. Mis señoras podrían aprovechar para hacer una carrerita hasta el pueblo, tal vez así sepamos quién es la mejor amazona…

Como la guerrera no puede resistir un desafío, tan pronto salimos de los establos, me retó. Así que salimos a galope rumbo a la villa.

Debí recordar que mi silla de montar no estaba hecha para participar en ningún tipo de carrera, mucho menos en la versión medieval del Derby de Kentucky de la guerrera. No saben lo difícil que es mantener la imagen de lady elegante y chic, mientras tratas de aferrarte al caballo para evitar terminar tus días empotrada en algún árbol como George de la Selva.

En fin, cuando pensaba que tendrían que recoger mis pedacitos para armarlos después como un rompecabezas, alguien detuvo la loca carrera del caballo.

Mi corazón palpitaba salvaje, no se si por el susto o por los fuertes brazos que me cobijaban. No quería abrir los ojos por temor a descubrir que mi salvador no era quien yo esperaba. Pero no debí temer, era él ¿quién otro hubiera sido capaz de salvarme?

Cuando sus ojos se posaron en los míos no pude apartarlos. Todo se detuvo, los gritos alarmados de la gente que estaba en la plaza se acallaron en mi mente. Era como si sólo estuviéramos él y yo en el mundo.

Entonces ocurrió…sus labios encontraron los míos y me perdí, sí, me perdí totalmente. Olvidé quien era y en donde estábamos, dejé que mi temperamento de pelirroja enamorada tomara las riendas y me aferré a su cuello para beber de su boca y hacer de ese instante eterno. Bueno el instante no fue tan eterno porque de pronto fui arrancada de los brazos de mi príncipe y tirada nada ceremoniosamente sobre la grupa de un caballo, mientras escuchaba despotricar a la guerrera.

Debo admitir que mi falta de modestia se debió a que había leído el último libro de Tielle StClare, que Lady Rosana había introducido de contrabando en el castillo. ¡Ay! lo que me había perdido todo este tiempo por leer las novelas de la Cartland. Yo que pensaba que todo terminaba con eso de “depositó un casto beso en sus labios y fueron felices para siempre”. Nanay señoras y señores!! Ahora se lo que pasa después y no me conformaré con nada menos.

Regresando al relato de mis pesares, estaba segura que la guerrera no perdería tiempo para correr e informar a tía Rebeca sobre lo ocurrido. Y la verdad no veía forma alguna para escaparme de su ira.

Qué equivocada estaba.

Tan pronto llegamos al castillo, la guerrera me arrastró en silencio hasta mis habitaciones en la torre. Una vez ahí, me advirtió que no dijera ni una palabra de lo ocurrido para evitar que tía Rebeca montara en cólera y me hiciera usar uno de los tantos cinturones de castidad de su colección privada.

Que ingenua fui al pensar que los chismes no llegarían a oídos de la tía, debí saber que la vieja urraca de doña Zoila se las ingeniaría para hacerle llegar un ejemplar de “El Chisme tiene la Razón”

Cualquiera pensaría que luego de la contabilidad arrocera, la persecución ovejuna y la “cocina” de la guerrera, había tenido suficiente sufrimiento para toda una vida, pero nooooooo, nada de eso señores.

Tengo la espada de Damocles pendiendo sobre mi cabeza.

Bueeeno, no será Damocles ni su espada, pero si Sor Ángeles y su rosario. La monjita ha tenido la “brillante idea” de sugerir a tía Rebeca que para apaciguar mi descarriado temperamento, un tiempito con las hermanitas del convento de Santa Frígida del Silencio Perpetuo, no me vendría nada mal.

Para redondear el castigo debo rezar 567 rosarios completos y 348 novenas a San Blas de la “Lengua ligera”, a este paso estaré rezando ocho años, 2 meses y 8 días, para cuando salga seré una anciana de 24 años!!!!

Eso no lo puedo permitir, mucho menos ahora que probé las mieles de sus labios y él tuvo una pequeña muestra de mi pelirrojo temperamento.

Así que ahora, entre la humareda de las veladoras y con Cuchulito como única compañía, me encuentro devanándome los sesos para idear una forma de fuga. Porque lo haré!! Por los reliquias de santa Catarina del Corazón Atravesado, está niña irá por su amado!!!.

sábado, 5 de junio de 2010

Limpieza del Alma...Dubi dubi duuu

Retomando el hilo de la historia...



- Vaya, vaya, Andrés... tú por aquí, ya iba siendo hora. Últimamente no se te ve mucho por esta zona de la iglesia.

- Hmm... sí, no sé... a lo mejor no es el momento adecuado. Quizás no tiene tiempo para atenderme ahora mismo. ¿No sería mejor que volviera más tarde? Dentro de... dos o tres años, por ejemplo, qué apuro hay.

- ¿Acaso la salvación de tu alma inmortal no tiene prisa, hijo? Ya que estás aquí, no veo razón para posponerlo. Carpe diem.

- Sí, sí, como usted diga Monseñor. Ay, por dónde empiezo....

- En estas cosas, como en la mayoría, conviene empezar por el principio, hijo. Y no te apenes ni sientas vergüenza alguna, recuerda que represento a Dios Padre, que es todo Amor y Compasión.- (El obispo suele hablar así, con muchas mayúsculas, debe ser algo que se aprende en el Seminario).

- Bueno, resulta que yo me enamoré de una dama de la región...

- Sí, hijo... algo he oído al respecto. Lady Marita, la querida sobrina predilecta de la condesa. Justo ayer hablaba con...

- ¡Padre! Si vengo hasta aquí embozada y discretamente, no es para que todo el mundo hable. ¿Y el secreto confesional, dónde queda?

- Andrés, Andrés. Si querías secreto quizás deberías haberlo pensado antes de protagonizar un incidente público, muchacho. En pleno centro del pueblo además.

- Venerable Monseñor, es que usted no entiende lo que yo siento.

- Hijo, que yo haya hecho voto de castidad no me impide conocer las urgencias de un varón joven y sano. De hecho, en mis años mozos, yo... pero no se trata de mí, sino de ti. Habla con confianza, estoy aquí para comprenderte y darte la absolución.

- Buenooo....¿es pecado besar, cuando se ama, padre?

- Depende. ¿Con lengua o sin lengua? Déjame consultar el manual.... veamos... besito simple, dos avemarías; beso con labios abierto, tres avemarías y un padrenuestro; beso con lengua, cinco avemarías, dos padrenuestros, un credo...

- ¡Cinc....! Pero, Padre, y si fue ella la que metió la lengua, ¿lo mismo tengo que recitarlo todo? ¿No podría hacerme un descuento del 50% al menos?

- Andrés, te he dicho y repetido hasta el cansancio que no puedes, no puedes, confesar pecados ajenos. Aquí vienes por tu cuenta y riesgo. Lo de lady Marita lo arreglará ella con su alma, si le parece. O con su tía, que es mucho peor. Y lo de pedir rebaja... creo que has frecuentado demasiado los bazares de tierras infieles, querido muchacho. No estás comprando una alfombra, sabes?

- Está bien, está bien Monseñor.-- (Un caballero astuto sabe cuando batirse en retirada).- En realidad yo venía por otro asunto... ¿tiene por ahí la listita? ¿No se me fijaría qué dice de los pensamientos impuros?

- Andrés. Las cosas aquí no funcionan así. Te lo volveré a explicar despacito: tú confiesas tus pecados, y después yo te digo la penitencia y te doy la absolución. Las cosas en la Santa Madre Iglesia siempre se han hecho así, y jamás cambiarán. Es más probable que algún día los cardenales elijan un papa alemán y de dudoso curriculum, a que varíen un ápice nuestras prácticas.

- ... (suspiro). Si usted lo dice, Padre. Bueno, mire, la cuestión es que hace un par de noches, me dormí y soñé. ¿Ya me puedo ir?

- No. Por ahora, dormir y soñar no es pecado. Necesito que me des más detalles.

- ¿Detalles? ¿Le parece, Monseñor? Bueno... si usted quiere... En mi sueño, ella visitaba mi lecho. En la oscuridad, me envolvía primero su perfume, más enervante que el incienso del templo y que los azahares de Granada. Mientras mi bella pelirroja se acercaba, el silencio estaba lleno de anticipación y sólo lo rompían el leve rumor de sus pies desnudos y nuestras respiraciones entrecortadas. Había también un sonido de tambores, pero puede que sólo fuera mi corazón ilusionado. Cuando ella yació a mi lado, la fría seda de su camisón poco hizo por reducir el fuego de mi piel enardecida, más bien soliviantó cada centímetro de mi cuerpo. Sobre todo los centímetros de abajo, Padre. No voy a decir que me resistí a la invasión de mis sábanas, ni a la completa conquista de mi cuerpo, entregado a su soñada pasión, porque añadiría a mis pecados la mentira. Con lujuria acogí su llegada, con regocijo respondí a sus besos, con entusiasmo de aprendiz recorrí sus curvas y altozanos, con deseo estrujé sus caderas de perfecta simetría y descendí mi cuerpo sobre su ardiente carn....

- ¡Vade retro, Satanás! Tu alma está en peligro de condenación eterna. El Señor hizo de tu cuerpo un templo, y tú has permitido que la lujuria lo invadiera, desdichado. ¡Cómo te atreves a...

- Pp..p...pero usted me dijo que diera detalles. Con confianza, dijo. Amor y Compasión, dijo. Y que sin vergüenza...

- ¡Sinvergüenza!, eso debí decir. ¿Pero tú sabes el pecado en que has incurrido, infeliz? ¡Y hacer objeto de tu lascivia a esa pobre niña inocente, virginal, casta, pura...

- Emhhh.... Padre, disculpe que lo interrumpa, ¿usted no leyó la Gaceta del Chisme esta semana, no?

- Oh. Sí, bueno. Decía que has incurrido en pecado. Pero se es joven sólo una vez, y se comprende que si hay amor de por medio, y estando ella de acuerdo en recibir tus atenciones (me refiero a versos, madrigales, gestas caballerescas... que te quede claro, Andrés. No abuses de mi paciencia) es posible que puedas restañar el mal que has hecho.

- Entonces... ¿ya me puedo ir?

- Momentito. Tenemos que hablar de la penitencia.

- ¿Voy de nuevo al convento a aprovisionarlo de leña y a ofrecer mi ayuda para lo que sea menester?

- De ninguna manera. Esa penitencia ya no sirve para ti. Tienes a todas las monjitas comiendo de tu mano. La semana pasada, sin ir más lejos, Sor Ángeles tuvo el atrevimiento de decirme que no podía entregar a tiempo los nuevos ornamentos bordados para el altar porque estaba ocupadísima renovando tu guardarropas con camisas de lino finamente labrado y una capa de terciopelo forrada de piel. Me dijo "porque se acerca el invierno, Monseñor, y ese pobre chico está casi desnudo. Ni bufanda tiene.". Si no fuera porque conozco a Sor Ángeles desde hace casi cuarenta años, me atrevería a jurar que le brillaron los ojitos cuando dijo "desnudo". Y todavía no puedo creer que hayas convencido a la Madre Superiora para que te diera la receta de sus inigualables tarteletas de limón, que han sido el secreto mejor guardado del convento desde que fuera fundado por Santa Carmelita de los Pies Llagados. No, de ninguna manera te dejaré acercarte de nuevo a las buenas monjitas, eres pésima influencia para ellas. Tu penitencia consistirá en ayunar dos días a pan y agua, y en rezar una novena.

- ¿Y si lo dejamos en dos novenas y un día a pan y agua, Monseñor? La carne es débil.

- Ego te absolvo. ¡Fuera de aquí!